El huracán.

Me sentí mal cuando te vi, mi corazón se detuvo y mis manos temblaban, quería huir.

Me diste miedo, bueno, no tú exactamente.

Trate de estar lo más lejos posible de ti, pero no pude.

Quise evitar el huracán, de verdad lo intente, pero lo volviste imposible.

Tu mirada permaneció en mi mente los días después de vernos. Tu sonrisa me torturaba por las noches, no quería quererte.

Pero pensar en ti pensando en mí me mataba. No sabia si lo hacías, pero prefería imaginar que si.

Intente no buscarte, pero me hice adicta a ti. Necesitaba saber de ti y los días que no lo hice sufrí.

Entonces fue inevitable el huracán, mis emociones explotaron y sentí todo al mismo tiempo. Llore y no sabia el por qué, me enoje y no sabia el por qué, pase de la tristeza a la felicidad en minutos y no sabia el por qué.

En realidad si lo sabia, fue por ti, pero tenia miedo.

Miedo de volver a querer, miedo de amar, miedo a ser vulnerable, miedo a que no sintieras lo mismo por mí.

El huracán de mis emociones destrozo el pueblo de mis pensamientos.

No es tu culpa, es mía por no saber detenerme, pero no sé hacer las cosas a medias.

No sé querer a medias, es todo o nada, es estar o no estar y entiendo sí eso es mucho para ti, ya una vez me llamaron "intensa".

Una parte de mí despertó cuando te vi, una parte de mí murió cuando te conocí y eso esta bien.

Pensar en ti me hizo querer sanar, ser esa persona a la que tanto miedo he tenido. Esta bien sí no compartimos el sentimiento, tal vez para ti fue irrelevante, tal vez no significo un cambio en tu vida, solo quería que supieras tu efecto en mí.

Cuando el huracán de los malos pensamientos arribo me arrastro al mar del miedo, me perdí en sus aguas turbulentas. El faro de tus ojos ilumino mi camino a la superficie y tu brillante ser me ayudo a alejarme de aquellas aguas, al salir no estabas ahí, pero tu recuerdo si. Eso era suficiente para mí.

Cuando el huracán paso se llevo la suciedad del pueblo y fue así como se convirtió en un lugar mejor.

—Linale Sanginali